El Ministerio de Cultura de Ecuador le cuenta al mundo que nosotros amamos la vida, la literatura y la cultura, pero ya quisiéramos los ecuatorianos identificarnos con el eslogan
Somos lectores de la
Feria Internacional del Libro de Guadalajara. La UNESCO determinó que el índice de lectura per cápita al año, en Ecuador, es de medio libro por persona, y lamentablemente nunca hemos tenido un acto de reparación histórica con nuestra cultura; somos ajenos a la literatura nacional.
Paul Puma, escritor quiteño, comentaba en la charla 'Panorama de la Narrativa Ecuatoriana Contemporánea', organizada por el Ministerio de Cultura de Ecuador y la FIL de Guadalajara, que 'nunca hemos tenido un escritor con un buen funeral, porque todos los escritores mueren en el anonimato'.
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El quiteño Paúl Puma es poeta, guionista y editor literario. |
Puma, un poco nervioso y agitado, se atrevió a decirle al público que Jorge Enrique Adoum es el 'turco' de literatura ecuatoriana, y que Jorge Carrera es 'nuestro poeta libre'. César Dávila, por supuesto, vendría a ser el 'faquir' y Hugo Mayo un 'poeta surrealista'. Teniendo en cuenta las características de un suicido con una corbata amarilla en un clóset, Puma llamó a David Ledesma el 'poeta del género'.
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Gina Maldonado, periodista kichwaotavalo. |
La escritora
Gina Maldonado opinó que en nuestro país 'se ve como pueblo'. Comúnmente los indígenas no se sienten identificados con lo que se escribe de ellos, porque la literatura ecuatoriana siempre ha carecido de interpretación de los pueblos originarios. Siente un poco de consuelo, porque al menos la actual Constitución de la República del Ecuador ampara los derechos de cualquier ciudadano; se pretende una recuperación histórica de los más perjudicados, dicen algunos.
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Jorge Cáceres es un escritor y editor quiteño. |
Jorge Luis Cáceres, más fresco y tranquilo, introduce a Ecuador a la charla como 'el que busca la gran novela latinoamericana que nunca llega'. Explica al público que en nuestro país los contemporáneos son los escritores de cuarenta años para arriba, porque los actuales aún no ganan la batalla contra las editoriales que, en vez de tomar riesgos, son mercenarias de las letras y cobran hasta $4.000 por una publicación. Cualquier persona que haya leído a Ángel Felicísimo Rojas o Pablo Palacio, opinaría igual que él, puesto que preferimos leer a otros autores que no sean ecuatorianos usando como pretexto la 'calidad' de nuestra literatura, cuando en realidad no sabemos nada de eso. Dice que todavía no se siente identificado con los escritores que se denominan 'contemporáneos', porque quieren borrar de un solo plumón toda la historia.
El siguiente turno fue de
Luz Argentina Chiriboga, una mujer comprometida con la cultura afroecuatoriana. Nos explicó cómo los africanos que llegaron a Esmeraldas encontraron calidez y seguridad en estas tierras. Dice que los escritores afroecuatorianos son exóticos, diferentes y especiales.
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Adelaida Jaramillo, guayaquileña promotora de lectura. |
La última en exponer fue
Adelaida Jaramillo, a quien tuve el gusto de conocer un poco antes de la charla. Muy serena, dice que ella aún no se siente escritora; su fuerte siempre ha sido el marketing literario. La creadora de
Ciudad Mínima, critica la división que hay dentro del círculo de escritores, y está de acuerdo con Jorge Luis Cáceres sobre la desconfianza que genera en los autores la situación que tienen que vivir con las editoriales del país.
Con estas opiniones se puede resumir la presencia de Ecuador en la FIL de Guadalajara. Las personas que estuvimos presentes, y los escritores invitados, salimos de la sala con la convicción de encontrar pronto la gran novela latinoamericana que ya está lista, pero escondida, en algún lugar del país.
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