domingo, 30 de octubre de 2011

Resignación. Tu recuerdo. Insoportable en domingo

Es mi tercer post, y hoy no odio tanto a mi blog. Tal ves escribir sí es buen refugio para cuando estás triste. ¿Triste? No, corrección; es refugio para los resignados, como yo. Se acerca el feriado y me voy de viaje a la playa con la familia. Familia y playa es una combinación mortal. Nunca utilizo la palabra 'mortal', sólo cuando hablo de tí, contigo, sin tí, por tí, para tí, desde tí. ¿Por qué Francisco Céspedes nos cagó la vida desde tan pequeños? ¿Por qué tuvimos una canción favorita y hoy la detesto, a pesar de que es infaltable en mis noches de soledad? ¿Por qué aprendí a ser tan masoquista?  

Yo no quiero playa sin tí. No. Mi memoria goza de esa frescura idiota, que fácilmente puedo recordar cuando me contabas del Che y Fidel, acostados en la arena. Cuando el sol nos dejó todo el día en la habitación del hotel viendo películas. Cuando en el mar, me contradecías, como siempre. Y la primera vez que te gané en ajedrez. Satisfacción que me duró el resto de año. Nunca te diste cuenta que te amé con interés; tener al bi-campeón nacional de ajedrez en tu casa, tomando Gin, emborrachando a tu papá, es un acto del cual deberías sacar provecho. 

'Esta lejanía duele cada día porque no te tengo'. ¿Por qué esa canción? Debimos pensar en nuestra muerte a la hora de escoger una canción favorita. ¿Tienes idea de lo patético que es escuchar ese piano y a 'esta vida loca, loca, loca como yo'? Perdóname por no ir a visitarte el 8; no quería, la verdad. Yo no quiero ir a verte nunca más. Consuélate con saber que tus libros están bien cuidados; conmigo. Tengo apenas 20 años y estoy resignada a una ausencia que no me va a abandonar jamás. Estúpidas paradojas. Hubieses matado por imaginar cómo el sudor recorre mi espalda, y limitarte a eso, a imaginar; siempre te fue difícil aceptar que hasta la última llamada que me hiciste, estaba creciendo. Y esa última llamada: 'Te compré medias. ¿Medias? Es un chiste, compré vino. Déjame ordenar el tiempo y veo el pasaje lo más pronto posible. Te quiero. Yo también te quiero. Me llamas para avisarme. Ok. Bye'. 

Debiste saber que no me gusta que se despidan así. Tengo miedo. No me aferro a nada. ¿Es normal eso? Probablemente nunca me case, a nadie le interesaría vivir con una persona que piensa que el 'hair peace' aún puede funcionar. ¡Cómo le explico al mundo que no quiero al mar sin tí! No me hagas caso, es que simplemente es de noche, y te extraño. Tengo miedo de olvidar tu voz. 

Tuviste suerte, contigo fui una prima espectacular- tanto así, que ha pasado un año y mi ego sigue al lado del tuyo- pero mierda, ¿qué te hizo pensar que con morirte, yo iba a estar obligada a resistir al mundo con fuerza? Hay soluciones menos dolorosas. Es un año sin verte, sin escucharte, sin abrazarte. No han pasado cosas muy interesantes en todo este tiempo. Solamente cambié la biblia por el Longman Contemporary English; si Dios existe ¿por qué me separó del único miembro de la familia que en verdad amé? Bueno, otra oportunidad, ¿te cuenta Dios que ahora nadie me protege, que corro muchos riesgo y nadie está ahí para darme un consejo?  Sí, ya sé lo que me dirías: El Lexus es mejor.  

No esperes flores en tu tumba. Hace un año me resultan insoportables, al igual que el número 8. 

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