lunes, 30 de enero de 2012

Siempre tuya, Daniela.

¿Te dije alguna vez que no me gustas cuando callas, porque estás como ausente?
No necesito de mi 'playlist fatal' para escribirte; me basta con recordar nuestra última conversación. No te niego, me alegra ser anormal y que el orgullo sea mi mejor amigo; me he ahorrado demasiado sufrimiento gracias a él. También deberías saber que me desagradó el último café que nos tomamos. Estaba con azúcar. Sabes bien que me gusta desabrido.
¿Te acuerdas de todas esas veces que nos separamos por estupideces, y volví a tus brazos llorando de emoción?  Yo recuerdo mi cumpleaños. Nuestros aniversarios. Tus besos. ¡Cómo olvidar cuando te dije 'sí, sería interesante intentarlo'! De la memoria tampoco se me va, cuando dejamos de hablarnos y los meses pasaron. Nunca creí justo para mí verte con otra chica. Celos, siempre celos. Y no precisamente de que la gente te vea. Celos de que causes ternura a tu mejor amiga, así como lo hacías conmigo. Celos de segundos, de café, de tardes enteras. Celos de música, de tus amigos molestando, de nuestra mesa del bar favorito.

Nuestra historia merecía ser mágica. Siendo franca, creo que las novelas mexicanas me cagaron la vida, porque asocio nuestro punto final con alguna de ellas. Esto no es digno para nuestro amor. Se parece tanto a un guión barato. Ese último momento fue de los dos, los demás aguantaron. Tarde o temprano te ibas a dar cuenta que me sobra coraje para decirte todo lo que siento por tí. Mi ingenuidad y tu desconfianza nos engañaron. ¡Qué carajos! No soporto al mundo, a la gente y a todos los que nos rodean. Tranquilamente podría torturar a los que me mintieron y alejaron de tí. Pero como soy educada, te lo diré: Me alegra que hoy seas feliz al lado de alguien más. Es esa misma alegría que sentí cuando te dije 'aún no puedo olvidarte' y tu piel se erizó. A mí que me encanta jugar con el ego, ese rato no me faltaron ganas de pararme, romperte en mil pedazos con un beso, y decirte 'Yo sé que aún vivo en ti'. Pero no, preferí quedarme sentada frente a tí y verte desmoronar. Eres tan predecible, que estoy segura que ese sábado te quedaste pensando toda la noche, como yo.

Y es que nuestra historia merecía ser feliz. La felicidad estuvo ahí, todas esas veces que caí y me viste levantar. Todas esas veces que me abrazaste y yo te besaba con amor. Puedes reconocer mi perfume a kilómetros. Lo puedes hacer porque sabes que detesto cualquier tipo de perfume que me quite el olor a piel. Los Beatles y yo te extrañamos.  Bunbury, como amante, me cansó. Hoy, Serrano me acompaña.

Suelo ponerme un límite de dolor (podemos quedarnos tranquilos). Aunque no te niego, aún guardo la esperanza de verte volver. Para ese entonces a mí ya me habrá pasado toda esta tristeza, y podríamos ser felices, así como algún día lo fuimos.

Ir de tu mano, eternamente tu mano.

2 comentarios:

  1. "me alegra ser anormal", "Nuestra historia merecía ser mágica", "Hoy, Serrano me acompaña"

    ...es mejor que no diga nada para no dañar el post con este comentario.

    creo que ya lo dañé...

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  2. Definitivamente cuando Ismael Serrano nos acompaña... la nostalgia viene sola y enseguida...
    Solo diré que vivir entre historias ajenas y canciones... es encontrarse

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