lunes, 6 de febrero de 2012

Los hombres y el de mi vida

Conozco a muchos hombres. Me enseñaron a leer, escribir y también a callar. Tengo un hombre en particular, que a pesar del cercano vínculo familiar, no sé si agradecerle por enseñarme la maldad del mundo; si no me hubiese enseñado ese detalle, tal vez no le guardaría tanto rencor. Sé de hombres que me manipulan; otros son manipulables por excelencia. Recuerdo con cariño a los que me enseñaron a sumar y restar; y con más cariño a los que me enseñaron a tramposear y estafar. Tengo un grupo selecto de hombres que me cuidan y piensan que necesito de su aprobación para enamorarme de otros. Hay hombres ladillas. De buen corazón. Hombres que son y no son. Hay los intelectuales. Los boquiabiertos. Los que me miran con deseo; otros me miran con ternura. Están los de dedos largos. Los de manos pequeñas. Los rubios. Los morenos. Los que prefieren que use aretes y perfumes. Los que me quieren como soy. Los que me dejan jugar con su barba. Los que juegan con mi cabello. Los que escriben. Los que cantan.

Cuando conozca al hombre de mi vida, seguramente pensaré en todos los hombres que me rodean. Los pensaré y le contaré de esos que me hicieron sufrir. De los que me enseñaron a amar. Entonces, él me va a narrar sus historias con todas esas mujeres que dejaron huella. De las rubias, de las morenas, de las pelirrojas. De las que lo abandonaron. De las que él abandonó. De las vírgenes. Con las que gozó. De las que aprendió. 

Cuando conozca al hombre de mi vida, estaré lo suficientemente preparada para cargar con los hombres del pasado sobre mi espalda. Cuando lo conozca, seré la misma niña que le gusta que le lean antes de dormir y la misma mujer que le gusta besar al despertar. 

Cuando conozca al hombre de mi vida, a mi cintura le agradará ser sólo para dos manos. Mis días llevarán su olor. Tendremos hijos y nietos. Pasaremos por crisis y nos acostumbraremos a vivir con ellas. Perderemos de vista la vergüenza y usaremos la lengua para escribir lo mejores poemas en la piel. Y mis migrañas no serán fáciles, no como un domingo en la mañana. Cuando conozca al hombre de mi vida.  

1 comentario:

  1. ...hombres ladillas.

    mis caderas serán sólo de dos manos...

    Que gráfica, me gustó mucho.

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